que sus corazones son malvados (v. 4). Y su corazón malvado afecta sus poderes racionales y los incapacita moralmente para razonar correctamente sobre Jesús. Jesús no fue el único que vio la manera en que el pecado afecta nuestro pensamiento. Esto es lo que Pablo dijo en Efesios 4:18 sobre el hombre caído en general: “Tienen la mente llena de oscuridad; vagan lejos de la vida que Dios ofrece, porque cerraron la mente y endurecieron el corazón hacia él.” En otras palabras, en el fondo de la irracionalidad
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